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sábado, 23 de abril de 2011

El chico que comía flores



Había una vez un niño que gustaba de comer flores.

No había jardín al que no se hubiera metido a pegar un par de mordiscones.

Su madre le decía: “Si seguís así, cuando seas grande vas a ser un tiburón”.

Ahí se asustaba y se aguantaba un poco, pero después le volvían las ganas y se comía un ramo. Cuando llegó a grande se transformó en tiburón. Cierta vez lo pescó un marinero que cuando le abrió la panza encontró un montón de flores. El pobre no entendía qué era eso y , asustado, se puso a sacarlas. Cuando treminó, el tiburón volvió a ser el niño de antes y el marinero temblaba como un perro. El niño, agradecido, le enseño a comer flores. Y el marinero le enseño a prepararse una sopa de pescado para que no se convirtiera en tiburón.
Fueron dos amigos muy felices y se sonaron las narices.


*del libro El pulpo está crudo, de Luis Pescetti
* Ilustración de www.azuldecorso.com.ar para Novelas Minúsculas, de Adriana Lis Maggio

jueves, 21 de abril de 2011

Recomiendo

Saltatriz y Diminuto, de Antonio Granados y Cecilia Varela.






Su latido, nadie sabe
por qué, era ruido de clave.

Bailaba por cualquier cosa,

con la cadencia sabrosa
de quien puede imaginar

que el baile es como volar.
(...)