Ayer pasé por tu casa
estabas en lo de Paula;
mi corazón quedó triste
como pajarito en jaula.
Ayer pasé por tu casa,
me dieron ganas de llorar,
al ver las puertas abiertas
y yo sin poder entrar.
Ayer pasé por tu casa,
me tiraste un limón;
el limón cayó en la calle,
el jugo en mi corazón.
Ayer pasé por tu casa,
me tiraste agua sucia.
Yo me agaché y te dije:
-¡No contabas con mi astucia!
Ayer pasé por tu casa
y me tiraste un cepillo…
¡me vino al pelo!
Ayer pasé por tu casa
y me di un tropezón,
ni siquiera me dijiste
levantate, corazón.
* Carlos Silveyra.
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