De
la cabeza a los pies,
de la hebilla a la alpargata,
mido nada más que un metro
pero tengo mis derechos,
pero tengo mis derechos.
Yo soy chiquito, ya sé:
panza gorda, piernas flacas.
Ni de puntas llego al techo...
pero tengo mis derechos,
pero tengo mis derechos.
No me tiren las orejas,
abran todas mis ventanas,
dejenme crecer contento
y jugar a las payanas.
Soy feliz haciendo barro
y jugando en la vereda;
solo pido que me cuiden,
me respeten y me quieran.
De la cabeza a los pies
y aunque no mida ni un metro,
quiero pedirte otra vez,
que respetes mis derechos,
que respetes mis derechos.
de la hebilla a la alpargata,
mido nada más que un metro
pero tengo mis derechos,
pero tengo mis derechos.
Yo soy chiquito, ya sé:
panza gorda, piernas flacas.
Ni de puntas llego al techo...
pero tengo mis derechos,
pero tengo mis derechos.
No me tiren las orejas,
abran todas mis ventanas,
dejenme crecer contento
y jugar a las payanas.
Soy feliz haciendo barro
y jugando en la vereda;
solo pido que me cuiden,
me respeten y me quieran.
De la cabeza a los pies
y aunque no mida ni un metro,
quiero pedirte otra vez,
que respetes mis derechos,
que respetes mis derechos.
* En Caramelos sueltos. Ediciones Orillera 2009.
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