Gotea
la llovizna
por el flequillo.
Los ojos
tienen noche
de terminal.
Hay hoyos
de bolita
en sus mejillas.
Olvidó
la sonrisa
y no sabe llorar.
Su grito
le desgarra
la piel al día.
Me señala
un camino
pasa y se va.
Hoy no hablaré
de estudios
ni de cuadernos.
Desde un banco
del aula
te quisiera escuchar.
* Una preciosura de Marcelino Catrón. En Marcelino fue y vino ( próximo a su reedición en Orillera 2012)
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