
Heredera sabe caminar sin hacer ruido, hacer volar objetos con un cascabel y guardarse el mismísimo mundo entero total total total en un peinado. Patricia, no. El lunes, Hada Madre fue de visita con una canasta que tenía dulce de piquillin, tres chauchas de chañar y una tela de seda de tres mil quinientos metros por dos mil ochocientos cincuenta y tres centímetros de ancho para que Heredera se hiciera un moño. Pero se encontró con la sorpresa de que no era necesaria. La tela. La tela no era necesaria. Hada Madre sí. Ufff.
Las hadas orientales son etéreas, independientes, tienen el cabello largo para guardarlo todo y no paran de aprender.
Las hadas occidentales están muy vanidosas y si no vuelven a tomar tres gotas de agua de la laguna Urre Lauquen cada vez que se pasan de listas, todos los trucos les saldrán mal.
* ALM
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